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COMO PROTEGER TU CASA CON JESUCRISTO

jueves, 10 de julio de 2008

5. LA VIDA DE LA COMUNIDAD

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

5. LA VIDA DE LA COMUNIDAD(Mateo 18:1-35)
¿Quién es el mayor?
(Marcos 9.33–37; Lucas 9.46–48)
18
1 En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
2 Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos
3 y dijo:
—De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
4 Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.
5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Ocasiones de caer
(Marcos 9.42–48; Lucas 17.1–2)
6 »A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le Colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser arrojado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.

Parábola de la oveja perdida.
(Lucas 15.3–7)
10 »Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos,
11 porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
12 »¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha descarriado?
13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 De igual modo, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños.
Cómo se debe perdonar
15 »Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tú y él solos; si te oye, has ganado a tu hermano.
16 Pero si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
17 Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo por gentil y publicano.
18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo.
19 Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos,
20 porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
—Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo:
—No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Parábola del siervo que no quiso perdonar
23 »Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
24 Cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
25 A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderlo, junto con su mujer e hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara la deuda.
26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: “Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo”.
27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda.
28 »Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: “Págame lo que me debes”.
29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo”.
30 Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara la deuda.
31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”.
34 Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía.
35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
Mateo 18.1–35

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

6. SOBRE LOS FARISEOS Y MAESTROS DE LA LEY

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

6. SOBRE LOS FARISEOS Y MAESTROS DE LA LEY
(Mateo 23:1-39)


Jesús acusa a escribas y fariseos
(Marcos 12.38–40; Lucas 11.37–54; 20.45–47)
23
1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
2 «En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
3Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen.
4Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
5Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos;
6aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas,
7las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “Rabí, Rabí”.
8»Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.
9Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
10Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
11El que es el mayor de vosotros sea vuestro siervo,
12porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13»Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
15»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
16»¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: “Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del Templo, es deudor”.
17¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro o el Templo que santifica al oro?
18También decís: “Si alguien jura por el altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor”.
19¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?
20El que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él;
21y el que jura por el Templo, jura por él y por el que lo habita;
22y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
23»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
24¡Guías ciegos, que Coláis el mosquito y tragáis el camello!
25»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
26¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.
27»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
28Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
29»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
30y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”.
31Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.
32¡Vosotros, pues, Colmad la medida de vuestros padres!
33¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno?
34Por tanto, yo os envío profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.
35Así recaerá sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el Templo y el altar.
36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

Lamento de Jesús sobre Jerusalén
(Lucas 13.34–35)
37»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, pero no quisiste!
38Vuestra casa os es dejada desierta,
39pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.

7. SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS

SERMONES FAMOSOS DE JESÚS

7. SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS
(Mateo 24.1–28)

Jesús predice la destrucción del Templo

(Marcos 13.1–2; Lucas 21.5–6)
24
1 Jesús salió del Templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del Templo.
2 Respondiendo él, les dijo:
—¿Veis todo esto? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.

Señales antes del fin
(Marcos 13.3–23; Lucas 21.7–24)
3 Estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
—Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Mirad que nadie os engañe,
5 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo”, y a muchos engañarán.
6 Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca, pero aún no es el fin.
7 Se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.
8 Pero todo esto es solo principio de dolores.
9 »Entonces os entregarán a tribulación, os matarán y seréis odiados por todos por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.
11 Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos;
12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.
14 Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
15 »Por tanto, cuando veáis en el Lugar santo la abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel—el que lee, entienda—,
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!
20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado,
21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 »Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”, no lo creáis, 24porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.
25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dicen: “Mirad, está en el desierto”, no salgáis; o “Mirad, está en los aposentos”, no lo creáis,
27 porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.
28 Dondequiera que esté el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios te bendiga.
Un abrazo
Carlos Félix
Tu Amigo.